Nuestro cliente estaba acusado de un delito de tráfico de drogas y en el juicio Javier Reguera demostró, al contrario de lo que manifestaron los agentes de policia que prestaron declaración, que la sustancia intervenida no estaba destinado al tráfico sino al consumo compartido.
Para llegar a la absolución necesitábamos corroborar la versión de nuestro cliente y se hizo analizando la cantidad de droga compatible con el consumo compartido, su mínimo valor en el mercado, la falta del principio activo en el informe de toxicología, algunas manifestaciones de los agentes con respecto a las personas que estaban con él y el hecho de haber pedido, cuando fue detenido, el análisis de orina y que detectó la misma sustancia en su cuerpo. Todo ello indicaba la verosimilitud del consumo compartido.
El resultado fue el deseado. Sentencia absolutoria.