Hablamos de estafa cuando el dinero defraudado supera la cantidad de 400 euros, si es una cantidad inferior consideraremos que nos encontramos frente a un delito leve de estafa (anteriormente conocido como falta de estafa).
Desgraciadamente desde la antigüedad es uno de los delitos más comunes y, cada vez, los ladrones de guante blanco se “reinventan” (uno de los delitos de estafa más comunes en los últimos años, es el de marketing multinivel).
Desgraciadamente, al igual que aumentan los medios para perseguir las estafas, también lo hacen los medios de los estafadores y su ingenio. Por eso, siguen siendo uno de los delitos que más afecta a los ciudadanos.
¿Cuáles son las estafas más comunes?
Estafa piramidal
O marketing multinivel, en el que se “venden” productos o servicios que le llegan al consumidor a través de una red de vendedores independientes. Esta red posee una estructura piramidal en la que un vendedor tiene otros a su cargo y así sucesivamente.
Funciona porque cada producto que se venda, tanto entre la red de vendedores como a nuevos clientes, genera una retribución superior para el vendedor. Este modelo no se sostiene a través de las ventas sino a través de las cuotas que abonan los nuevos vendedores para unirse al grupo.
Método RIP DEAL
En este caso será el estafador el que se apropie directamente de importantes cantidades de dinero y las sustituya por billetes falsificados. Puede ser a través de un anuncio en un periódico o mediante contactos; se presentan como empresarios (en la mayoría de los casos, extranjeros) y dicen estar interesados en la compra de un inmueble o en parte de un negocio.
Cuando ven que la venta está cerrada, le ofrecen al vendedor hacer un “cambio de moneda” (básicamente para blanquear dinero) para poder obtener euros y ponerlos en circulación.
Les ofrecen altas comisiones por “el favor” (hasta un 20%) y casi todo el mundo cae debido al supuesto estatus del estafador y que se trata de una oferta tentadora.
El tocomocho
Se trata de un timo bastante conocido: uno de los estafadores se presenta frente a la víctima como una persona con algún tipo de discapacidad, diciéndole que tiene un décimo premiado y preguntándoles si conoce una administración de lotería cercana.
Justo en ese momento aparece otro de los timadores haciendo de gancho y le ofrece comprarselo junto con la víctima por una cantidad inferior. Quedan en un punto determinado y cuando la víctima (que ha sacado el dinero pactado de su cuenta) aparece, estos le dan el décimo y desaparecen con el dinero.
El nazareno
De este tipo hay tres modalidades diferentes en las que se crean empresas fantasma, se cometen robo de identidad o se utilizan empresas antiguas (todo ello para no dejar ninguna identidad real).
Estas identidades se usan para pedir créditos, pagos por adelantado de mercancías o pedidos. Una vez en su poder, los timadores desaparecen y las autoridades se encuentran con que la empresa cerró hace meses, está a su cargo un indigente o hay una denuncia por suplantación de identidad.
Timo del familiar y/o grúa
Aquí los estafadores eligen a su víctima conscientemente (generalmente suele ser personas de avanzada edad) la estudian (si tiene hijos, familiares directos…).
Se presentan en el domicilio de la víctima diciendo que son o sus familiares lejanos, hijos o conocidos de estos, y que han tenido un accidente imprevisto durante el viaje. La víctima termina prestándoles una cantidad de dinero que nunca vuelve a ver.
Los trileros
Es una de las más antiguas y consiste en incitar a apostar dinero en juegos de habilidad que están amañados. El más conocido es el de descubrir en qué vaso se esconde una bolita o los de cartas.
La estampita
En este caso los estafadores vuelven a recurrir al truco de la persona con discapacidad, la cual se acerca a la víctima diciendo que se ha encontrado una bolsa de dinero pero no le da ninguna importancia porque dice que son “cromos” o “estampitas” y que en su casa tiene más.
Es justo ahí cuando aparece el gancho y le ofrece cambiar la bolsa de estampitas por dinero de verdad, el gancho no lleva dinero en efectivo así que anima a la víctima a comprar la bolsa. Cuando la víctima hace el cambio y abre la bolsa, comprueba con horror que son recortes o fotocopias de billetes.
El instalador o inspector
En este caso los estafadores se visten de empleados de una empresa de gas, se presentan en el domicilio de la víctima y, tras una inspección, le sugieren de cambiar una pieza. Finalizado “el trabajo”, le extienden una factura en la que le cobran por el servicio.
Otras veces aprovechan el descuido del dueño de la casa para cometer hurtos.
Si crees que has sido víctima de un delito de estafa, ponte en contacto con Reguera Abogados: te ayudaremos.