No existe una fórmula magistral para preparar el interrogatorio de un investigado o de un acusado. Cada abogado penalista tiene su forma de entrenar a su cliente. No obstante, podemos ofrecer algunos detalles básicos que se podrían considerar relevantes.
1.- Estudio de la causa en profundidad.
El presupuesto esencial para comenzar a preparar un interrogatorio es conocer qué hechos se están investigando o de qué se acusa a nuestro cliente, analizando las diligencias de investigación que se han llevado a cabo, las pruebas que hay en su favor y en su contra, así como aquellas que pudieran ordenarse o practicarse después de la declaración.
El conocimiento completo y exhaustivo del proceso, y de los delitos que se investigan o se enjuician, nos ayudará no sólo para instruir al cliente sino para ayudarlo en el momento de su declaración.
2.- Intuir las potenciales preguntas.
Según vamos analizando la causa, el abogado debe pensar como instructor, fiscal, acusador y como defensa. Por ello, deben extraerse todas las posibles preguntas que se puedan efectuar al cliente durante el interrogatorio.
3.- Reuniones preparatorias.
Si no hemos todavía decidido nuestra línea argumental, éste es un buen momento para, de acuerdo con nuestro cliente, delimitar cuál va a ser nuestra defensa y cómo podremos a lo largo del proceso ir probando nuestra tesis con pruebas, testigos, informes, etc.
Una vez sabemos hacía donde nos encaminamos, se hace un primer simulacro de interrogatorio, sin preparar a nuestro cliente y así verificamos las fortalezas y debilidades de su testimonio.
A medida que vamos simulando la declaración, se introducen aquellas potenciales preguntas de la acusación y se exhiben aquellos documentos que pueden ser mostrados durante el interrogatorio.
Igualmente se debe contraponer su relato al de los demás testigos y peritos, si se diera el caso de que fueran contradictorios. Así podrá estar preparado para exponer su tesis con mayor fuerza ante posibles discrepancias.
En las siguientes reuniones se profundizará en el relato y en la forma de exponerlo, hasta que nuestro cliente se encuentre seguro de sus capacidades para describir su versión de los hechos y defenderla ante cualquier contratiempo.
En fin, lo que se pretende con estas reuniones previas se podría sintetizar en los siguientes puntos:
- Perder el miedo a un desconocido escenario con una simulación lo más real posible.
- Preparar con minuciosidad el interrogatorio según la versión de los hechos de nuestro cliente y la información que hemos extraído previamente de la causa.
- Afinar la forma de expresar sus respuestas e interiorizar aquellas cuestiones que, en todo caso, deben quedar claras.